domingo, 10 de enero de 2010

¿QUÉ SON LAS COMPETENCIAS?


Las definiciones de Competencia constituyen una verdadera legión. A continuación se citan algunas de ellas:

Spencer y Spencer (1993) consideran que es: "una característica subyacente de un individuo, que está causalmente relacionada con un rendimiento efectivo o superior en una situación o trabajo, definido en términos de un criterio" (p. 9).

Rodríguez y Feliú (1996) las definen como "Conjuntos de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que posee una persona, que le permiten la realización exitosa de una actividad".

Ansorena Cao (1996) plantea: "Una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto, que puede definirse como característica de su comportamiento, y, bajo la cual, el comportamiento orientado a la tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable." (p. 76)

Guion (citado en Spencer y Spencer) las define como "Características subyacentes de las personas que indican formas de comportarse o pensar, generalizables de una situación a otra, y que se mantienen durante un tiempo razonablemente largo"

Woodruffe (1993) las plantea como "Una dimensión de conductas abiertas y manifiestas, que le permiten a una persona rendir eficientemente".

Finalmente, Boyatzis (Woodruffe, 1993) señala que son: "conjuntos de patrones de conducta, que la persona debe llevar a un cargo para rendir eficientemente en sus tareas y funciones".

Del análisis de estas definiciones puede concluirse que las Competencias:

1. Son características permanentes de la persona,

2. Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo,

3. Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad, sea laboral o de otra índole.

4. Tienen una relación causal con el rendimiento laboral, es decir, no están solamente asociadas con el éxito, sino que se asume que realmente lo causan.

5. Pueden ser generalizables a más de una actividad.


El concepto de evaluación por competencias

El proceso de aprendizaje siempre estará condicionado por la manera de evaluar... ¿existe acaso otra forma diferente de comprobar dicho proceso sino es a través de la evaluación? El problema radica que en la actualidad se está evaluando masivamente desde el enfoque por competencias, mientras que en la formación de dicho proceso educativo aún prevalecen los modelos del enfoque anterior.
En el anterior modelo estaba en juego la memorización de definiciones e informaciones ajenas a un proceso de conceptualización que estuviera vinculado con lo existencial. El nuevo enfoque, en cambio, propone una dinámica dialógica que tiene en cuenta los saberes del sujeto evaluado, en relación con su contexto específico.

Esta falta de coherencia entre la dimensión formativa y la evaluativa ha llevado a docentes e instituciones educativas a asumir posiciones radicales y contradictorias. Tal vez, esperamos, no esté lejos el día en que la evaluación por competencias sea una forma más de comprender y dar sentido al proceso de formación del mismo enfoque. La pregunta de rigor sería entonces, ¿cómo hacer coherente el concepto de competencia con la evaluación por competencias?

Algunos hablan de la evaluación por competencias como un vehículo prospectivo, otros la plantean como una mirada analítica retrospectiva, y siguiendo en estos términos, no falta quien perciba esta manera de evaluar como una especie de retrovisor encantado que condena al conductor de este vehículo prospectivo a mirar siempre hacia atrás y no avanzar en el camino de la educación.  Lo cierto es que el enfoque de las competencias permite superar la noción tradicional del examen que se practicaba de manera estandarizada y homogénea, y legitimaba, como afirma Gardner, "una visión uniforme de la escolaridad".

Antes se medían con instrumentos unilaterales los niveles de apropiación de unos contenidos curriculares comunes, que eran impartidos a los estudiantes en secuencias delimitadas de tiempo. Ahora se habla de orientaciones tendientes a regular el desarrollo curricular y evaluativo a partir de la noción de Proyectos Educativos Institucionales.

Con esto se pretendió cambiar el trabajo del docente en el aula, trabajo que se limitaba a seguir un programa definido, una especie de libreto que no permitía ni improvisaciones ni adaptaciones a los contextos específicos del aula. En cambio, se propuso fortalecer espacios para la reflexión, donde el docente tuviera una participación más decidida en la construcción de sus proyectos pedagógicos, asumiendo, como se afirma en los lineamientos "el estudio permanente sobre los enfoques, procesos, y competencias fundamentales que determinan el desarrollo integral de los estudiantes".

Teniendo en cuenta el desarrollo curricular desde la perspectiva de los PEI, se definieron las propuestas de las áreas obligatorias y fundamentales a través de los lineamientos curriculares, documentos propuestos con el ánimo ya no de ser asumidos como la camisa de fuerza de los programas del currículo anterior, sino como un punto de partida, de apoyo, que le sirviera al docente para dialogar, orientar y contextualizar los planteamientos teóricos y pedagógicos de su área, con el ánimo de proponer prácticas pedagógicas más significativas a sus contextos.

Los lineamientos se conciben como documentos abiertos y en construcción. Elaborados por equipos interdisciplinarios e interinstitucionales con el fin de fijar un horizonte legítimo donde la comunidad educativa pueda desarrollar sus Proyectos Educativos Institucionales, los lineamientos tienen en cuenta las dimensiones de desarrollo de los estudiantes, articuladas a los indicadores de logros por grupos de grados y áreas. Y sobre todo, están sujetos a modificaciones que se ajusten a las necesidades sociales y culturales propias de cada comunidad.


Es en esta perspectiva donde entra en juego la evaluación por competencias, entendida como actividad amplia y dialógica que confronta objetivos y resultados, donde los objetivos son instrumentos para evaluar y pueden controvertirse, y los resultados no son datos numéricos, sino interpretaciones que acompañan este proceso. Esta evaluación se funda en el diálogo permanente, pues deja escuchar otras voces y se convierte en un acto social que privilegia el contexto; flexibiliza o borra las fronteras entre el saber que circula en los textos escolares y el saber de la experiencia, de la vida.  Se intenta, pues, a través de la evaluación por competencias, indagar por las potencialidades del sujeto a partir de sus múltiples posibilidades, ya no desde un entorno formal, neutro y descontextualizado, sino desde problemas puntuales que involucran un contexto amplio conformado por maestros, estudiantes, padres de familia e instituciones educativas.

Es en este horizonte deseado donde el manejo de los resultados desde la perspectiva de procesos y la discusión de los instrumentos aplicados para evaluar adquieren sentido. De esta manera se podrá analizar conjuntamente los desempeños no sólo de los estudiantes sino de la comunidad educativa, para definir y proyectar estrategias que redunden en un mejoramiento del proceso de aprendizaje.


Un espejismo proteico llamado competencias (Nahum Montt)


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